Imagen de un tubo corrugado libre de halógenos

El tubo corrugado  es un excelente instrumento para realizar instalaciones eléctricas. Este material protege toda la instalación de posibles daños y además facilita enormemente la construcción. Primero se suele hacer la pared, y luego las rozas para meter el tubo. Este tubo corrugado también suele ir por el techo y los suelos dependiendo del tipo de instalaciones que sean.

Algunos de estos tubos corrugados van lubricados en su interior, lo cual facilita enormemente el deslizamiento de los cables que se introducen posteriormente. De esta manera, con una guía es muy sencillo cambiar una instalación existente, o introducir nuevos cables.

Para ello podemos utilizar tubo corrugado normal, o tubo corrugado reforzado que tienen una estructura más fuerte con lo cual se provee a la instalación eléctrica de una mayor protección.

Otro aspecto a tener en cuenta es que estén libres de halógenos o no. La normativa no obliga a ello, pero teniendo en cuenta que la variación del precio no es sustancial, no tiene sentido que los cables hayan de ser libres de halógenos y el tubo corrugado no. Y más si tenemos que el incendio se suele provocar más veces fuera de la instalación que dentro, por lo que lo primero en quemarse sería el tubo.

Imagen de un tubo corrugado libre de halógenos

Además de las características anteriores, el tubo corrugado nos ofrece diferentes tipos de protección, como la resistencia a la corrosión, cierta resistencia al fuego, a la temperatura y a la entrada de agua.

Sin duda, hoy en día no es concebible una instalación que no tenga tubos corrugados ya que está expresamente prohibido por el REBT (Reglamento electrotécnico de baja tensión) por lo peligroso de la misma, así que si tenéis pensado poneros manos a la obra, no os olvidéis de los ponerlos.

Cuadros eléctricos. Conociéndolos por dentro
Cables normalizados

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